Prótesis fija
Prótesis fija
Perdemos dientes por diversas causas, ya sea por caries, enfermedad periodontal, desgaste o traumatismos.
Su pérdida produce varias consecuencias:
- El hueso donde se alojaban los dientes tiende a reabsorberse.
- Los dientes vecinos del diente perdido suelen moverse hacia el espacio vacío. Las alteraciones en la posición de los dientes pueden provocar lesiones en la articulación de la mandíbula.
- Al moverse los dientes vecinos, dejan de estar en contacto entre ellos y empaquetan alimento, provocando caries en estas piezas o inflamación de la encía. Al faltar piezas, las existentes tienen que trabajar más.
Por ello es muy importante su reposición mediante prótesis.
Las prótesis pueden ser unitarias (sustituir un solo diente), parciales (sustituir varios dientes) o completas (todos los dientes).
Asimismo, ésta puede ser:
- Removible, “de quita y pon”: Esqueléticas y prótesis parciales o completas.
- Fija: El paciente no se la puede quitar y se apoya sobre los dientes permanentes (puentes) o sobre implantes.
La prótesis fija puede ser:
- Coronas sobre implantes (ver Implantología)
- Coronas sobre dientes naturales
Las coronas pueden realizarse para reforzar un diente con una gran reconstrucción por caries, para mejorar la estética, para recuperar la estructura dental perdida por bruxismo, o para reponer un diente mediante un puente (tres o más coronas unidas para reponer la o las piezas intermedias).
Hay diferentes materiales en los que pueden realizarse las coronas: metal-cerámica o completamente cerámicas, como el zirconio.
El zirconio es de elección por su estética, siendo su traslucidez, transparencia y reflexión de la luz muy naturales, y su biocompatibilidad con la encía excelente.