Endodoncia
Cuando la caries llega al nervio
Cuando una caries no se detecta ni se trata a tiempo con un empaste, progresa hacia zonas profundas del diente hasta alcanzar la pulpa dental, donde se encuentran nervios y vasos sanguíneos. Cuando las bacterias llegan a esta pulpa, se produce una inflamación que puede generar dolor —con o sin flemón— o incluso pasar desapercibida.
En las revisiones anuales realizamos radiografías intraorales digitales para observar las zonas que no son visibles a simple vista, especialmente las más propensas a caries. Este control radiográfico es clave para diagnosticar lesiones a tiempo y evitar que avancen hasta el nervio.
Si la caries llega a la pulpa, es necesario realizar una endodoncia. Este tratamiento consiste en limpiar, desinfectar y sellar los conductos del diente —que pueden ser entre uno y cuatro— para luego reconstruirlo. En casos de gran destrucción, puede ser necesaria una corona de cerámica para recuperar su función y estética.
¿Cómo se realiza una endodocia?
Para realizar una endodoncia, hay que medir muy bien la longitud de cada conducto, para lo cual disponemos de un localizador electrónico del ápice, que nos indicará este medida, junto con las radiografía que realizaremos a lo largo de la sesión. Para preparar y ensanchar los conductos, disponemos también de un micromotor para endodoncia mecánica junto al que vamos controlando la preparación y conicidad que queremos del conducto. Terminamos rellenando el conducto con gutapercha, un material plástico, que junto a un cemento sellará perfectamente el interior del diente infectado.
En ocasiones, será necesario dejar una medicación intraconducto, normalmente hidróxido de calcio, que posee un pH muy alto, para descontaminar y reducir el contenido bacteriano antes de rellanarlo. También habrá ocasiones en las que será necesario la toma de un antibiótico previo o junto a la endodoncia para lograr eliminar la infección.
Cada caso es diferente, y así debe ser tratado.